10 razones para elegir Graspop Metal Meeting

VICENTE


Graspop es uno de los mayores festivales de música metal de Europa. Así como Wacken es la meca y Metal Days la alternativa, Graspop es la fiabilidad de un festival consolidado con una organización excelente. La edición de 2013 fue la primera a la que pude asistir y quedé encantado, por lo que las posibilidades de volver este verano son muy altas. A continuación, una detallada lista de 10 puntos sin ningún orden particular por lo que hacerlo.


1. Cabezas de cartel:

Graspop no escatima. Si el verano pasado trajo a los míticos Iron Maiden(primera vez que los veía, toda una experiencia), este año tienen intención de reventar peña en el mosh con grupos del calibre de Slayer. Además, si hay algo que caracteriza a este festival es su eclecticismo. Lo mismo te preparan un collarín para darlo todo con Megadeth que te devuelven a tu más tierna adolescencia con Limp Bizkit, ambos cabezas de cartel este año.


2. Escenarios a gogó:

Graspop gozaba hasta el año pasado de un escenario principal (Main Stage) dos carpas (Marquee1 y Marquee2) y un escenario más pequeño, metal dome, también cubierto. Este año han acometido algunos cambios, tales como añadir un segundo escenario principal y la desaparición de la carpa mediana. ¿Para qué? Os preguntaréis. Pues muy sencillo, transiciones más veloces entre bandas, optimización del espacio y del tiempo y sobretodo, molar más.

El baremo para tocar en según qué escenario va en función de la relevancia del grupo en la escena y del estilo. A veces esto da problemas, porque ver a Amaranthe en la carpa grande y a Katatonia en el metal dome fue de chiste. En cualquier caso, esta clase de decisiones no nos atañen, aunque esto no nos impide criticarlas ferozmente.




3. ¿Underground? Sin problema:

¿Que te la pica un pollo Black Sabbath? ¿Que lo que te va son las bandas leñeras, oscuras y de fandom diminuto? Graspop piensa en ti. Como decía más arriba, este festi no se pone límites. La cantidad de gente que va cada año se siente atraída, entre otras cosas, por la variedad; y dentro de la variedad, por lo underground. Este siempre ha sido un tema sensible, porque según con quien hables, el underground será una cosa u otra y tendrá ciertas fronteras. Para los puristas, si tocas en un festival de estas proporciones, muy underground no vas a ser, pero para gente como yo, bandas como Nile(por muy reconocidas dentro de su escena que estén), Cynic, Watain o Protest the Hero tienen el encanto de que, sin estos festis, no tendría oportunidad de verlos.


4. La zona de acampada:


Me precio de haber asistido a unos cuantos festis (menos de los que me gustaría) y en todos he encontrado pegas relacionadas con la zona de acampada. Sin embargo, Graspop me sorprendió para bien en este aspecto. Una vasta llanura de maravillosa hierba recién cortada en la que acampar. Vamos, que si el Valhalla o el cielo heavy existiera, tendría este aspecto. Todo un submundo dentro del propio festival. Situado fuera del recinto y de toda actividad, el camping es una fiesta en si misma. Los gritos de «Timmy» recorren las casetas en hilera en honor al elocuente personaje de South Park, aunque en ocasiones puede escucharse un «Hodor». Volver a tu caseta tras un intenso día de bolos y encontrarte una marea de peludos bebiendo birra sentados en el césped bajo la luna y pasándolo de puta madre es impagable.



5. Relación calidad precio:

Graspop NO es un festival barato, pero tampoco es un festival caro. El precio por un ticket para los tres días, acampada incluida, es de 165€. Probablemente perdería la comparativa respecto a otros festivales, pero no olvidemos que se trata de Bélgica, un país bastante caro. Aun así, es un precio más que asequible para el nivel de calidad que ofrece. Todo sea dicho, el ticket incluye el billete de tren, ida y vuelta, hasta el pequeño y hermoso pueblo de Kastelsedijk, en la región de Dessel.


6. La higiene:

Va... admitámoslo, en cuanto a festis se refiere, somos unos guarretes. No trates de negarlo, durante esos días sientes una relación de amor odio hacia las duchas, sabes que la necesitas, pero todos los poros de tu piel se sellan al pensar en el agua helada bajando por tu espalda. Bien, Graspop cuida de su gente. Las duchas están impecables y funcionan cual reloj suizo. Un escuadrón de limpiadoras las dejan impolutas dos veces al día. Nada mejor para la resaca que empezar la jornada con una buena ducha de agua caliente.


7. El país:

Bélgica.

Ese pequeño país situado al norte de Europa, del que todos hemos oído hablar por las noticias y que rara vez escogemos como destino turístico. Podría deshacerme en la historia y cultura de esta nación, pero me llevaría demasiado tiempo y artículos. Solo diré que no solo de metal vive el hombre y que estando en Bélgica, podrías visitar Brujas, una maqueta de un pueblo medieval europeo a escala natural. Pura fantasía. O quizá el Gentse Feesten, 10 días de pura fiesta en el corazón de Gante, otra hermosa ciudad flamenca. Las posibilidades son enormes y la experiencia enriquecedora como pocas.


8. WC:

Mi cara al ver los baños.
Wateres, letrinas, escusados, cagaderos. Lugares de reflexión y desahogo. Se dice que el hogar es donde uno deja el sombrero, yo creo que el hogar es donde uno caga sin miedo a que lo oigan. Una de las sorpresas más agradables y maravillosas que me llevé cuando aterricé en este festival fue descubrir que estaba dotado con baños normales de toda la vida, cabinas individuales con su cisterna y su papel higiénico. Casi lloro, lo juro. Si este festival tiene una distinción sobre el resto, una medalla de honor, es ésto.




9. Los asistentes:

De por sí el metalhead es un tipo de fan de muy buen rollo. Rara vez habrás tenido un problema con uno de ellos más allá de discutir si MetallicA realmente es thrash o si fue Dio quien introdujo la señal de los cuernos en la escena en lugar de Gene Simmons. Aun así, es destacable el gran ambiente que hay en este festival. Gentes de todas partes del globo viajan hasta este pequeño país con la intención de dar rienda suelta a su pasión por la música metal. Yo mismo tuve la suerte de hacer amigos de lo más variado, de México a Israel pasando por Australia. Hasta los generalmente fríos y estoicos belgas se mostraron receptivos a generar lazos con la música metal como catalizador.

Desearía destacar también el buen rollo en los pits. No importa el nivel de agresividad que llegan a alcanzar a veces los pogos, da igual si te levantan por los aires en un Wall of Death o si la bota de un vikingo se cruza en tu trayectoria en plena danza frenética con Korpiklaani. Tras el choque, un saludo y tan amigos. Puede que incluso con una cerveza (belga, por favor) de por medio.


10. Más que un festival:

Graspop es más que una manada de furiosos metalheads partiéndose el alma en el pit con conciertazos. Vale, TAMBIÉN es todo eso, pero además, goza de un montón de pequeñas cosas que lo convierten en algo diferente. Desde un afterparty brutal (los bolos acaban relativamente temprano, a la una de la mañana está todo finiquitado) con dj's y alcohol, pasando por un mercado metal híper nutrido con precios competitivos hasta unos coches de choque o un karaoke. Sí, Graspop es una experiencia y nadie con una brizna de metal en las venas debería perdérsela. Aun así, si te lo pierdes, Belgacom, la mayor compañía de televisión y telefonía belga, ofrece una cobertura completa del festival e incluso emite por streaming en directo los conciertos de los escenarios principales y las carpas a través de youtube.



En definitiva, los pros vencen a los contras a la hora de escoger Graspop como festival veraniego de este año. Aun así, una última ventaja que ofrece este festival es el hecho de ser a finales de junio, lo que lo convierte en el primero de la temporada dándote margen más que de sobra para asistir a otros en caso de no quedar convencido, aunque las posibilidades de que esto ocurra son ínfimas.

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